Una fantasía hecha realidad cotidiana, una fábula que se engarza sutilmente en la historia de cada hombre, un cuento que nos entretiene, un relato sencillo que nos revela una profunda esperanza, en la que todos los hombres nos queremos agarrar, una vida que no acaba en esta vida, y una felicidad al alcance de nuestra mano concedida por gracia para todos los que quieran mirar arriba, al sol que nace de lo alto. Como dice el autor: “De mí, puedo decirles que en mi vida me he sentido gusano de tierra; que ahora me siento luciérnaga, y con la esperanza puesta en el Señor de poder llegar un día a ser estrella infinitamente feliz en el firmamento celeste de la eternidad”