Chesterton fue un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra, un hombre honrado en lo que escribió y habló; y un hombre "ocupado" de su tiempo. "La cólera de las rosas" es un buen libro de Chesterton: en él habla de sí mismo, bajo formas y figuras diversas. Todo el libro es eminentemente literatura. El prólogo que en su día le hiciera J.L.Borges no deja de reconocerlo así, si bien no sea su crítica tan positiva en aspectos chestertonianos que tienen que ver con lo religioso. Pero es la misma pluralidad y diversidad de lados de la realidad (de toda la realidad, también la de los sueños y ensueños, así como la de los juegos de la imaginación) que estos diez escritos nos presentan. Chesterton, además, es un "alma grande”. Es tanto como reconocer en él un aliento en todas sus obras que nos da la clave para enderezar adecuadamente nuestros ojos en su comprensión. Diría que a veces no basta una llave, y que en otras es suficiente una ganzúa. ¿Qué hay en las rosas, cuya cólera aparece aquí? ¿Cómo es posible que algo como las rosa genere cólera? ¿Qué figura literaria es esta que nos invita a entrar en la casa del escritor inglés? El lado más acusado de las rosas es que se defienden con las espinas. Quitas las espinas y la rosa pierde lo que como rosa tiene una vecindad con las demás cosas, lo más propio, que es provocarnos el riesgo de cogerlas en medio de las agujas. Chesterton se atrevió, y vivió toda una existencia en permanente tensión. Diría que a veces no basta una llave, y que en otras es suficiente una ganzúa. ¿Qué hay en las rosas, cuya cólera aparece aquí? ¿Cómo es posible que algo como las rosa genere cólera? ¿Qué figura literaria es esta que nos invita a entrar en la casa del escritor inglés? El lado más acusado de las rosas es que se defienden con las espinas. Quitas las espinas y la rosa pierde lo que como rosa tiene una vecindad con las demás cosas, lo más propio, que es provocarnos el riesgo de cogerlas en medio de las agujas. Chesterton se atrevió, y vivió toda una existencia en permanente tensión. El esplendor en el lenguaje preceptivo-literario, azuzado por su vena polemista y contraatacante, va presidido y guiado por el sentido común, al modo como los raíles guían y "llevan" las ruedas del tren..., de la razón y del corazón. De aquí que se le suele entender lo que quiere decir cuando escribe lo que quiere escribir. Quiero dejar una nota al lector: el agustiniano "toma y lee"; porque tengo la certeza de que leer a Chesterton es muy bueno, mucho mejor que no leerlo.