Se equivocaría quien pensase que Teresa de Calcuta no tiene más interés que el de ser una heroína entre leprosos y miserables. Madre Teresa tiene mucho que decir al mundo, a la humanidad. La vida de Teresa es un altavoz que reproduce con energía el potente grito de Jesús de Nazaret: «¡Amaos los unos a los otros!». Lo que más necesita el hombre es amar y ser amado; y esta necesidad del hombre se toca con la necesidad de Dios. La voz de esta pequeña monja suena casi acusadora: el amor es el gran olvidado en nuestro mundo. Teresa de Calcuta recuerda que el amor solo existe encarnado: aquí, ahora, en lo poco, en este servicio, a esta persona. Y todo esto solo es posible sabiendo que en cualquiera «servimos a Jesús». El mundo ha acogido con alegría a Madre Teresa porque tenía necesidad de la frescura y autenticidad de esta enseñanza de Jesús de Nazaret.