De lo que no se puede hablar es el Aforismo 7 del final del Tractatus de Ludwig Wittgenstein, un incansable buscador de la verdad que vivió su vida con una intensidad y honestidad única. Y aunque esta novela no es sobre él la narración está impregnada de su pensar obsesivo e incansable en busca de la autenticidad, del sentido de la vida. La protagonista es una filósofa que siempre se ha planteado la vida como un “experimentar sensaciones”. No se reprime nunca en su intento de sacarle jugo a la vida, al modo nietzscheano, como si no hubiera mañana, pero detrás de sus palabras y acciones late un combate interior entre el sentido y el sinsentido, o mejor: como la lucha del sentido contra el sinsentido, tratando de superar sus miedos y sus complejos con la afirmación de sí misma. Su vida trascurre probando todo tipo de ofertas en el mercado de la filosofía, la política, y del entretenimiento cotidiano, hasta que un día decide hacer de su vida una aventura. Los acontecimientos que le suceden, a medias entre España y Perú, nos muestran ese carácter de buscadora incansable que nos hace identificarnos con sus preguntas y sus soluciones. Hasta que tras un suceso que marcará su historia personal conoce a otro de los protagonistas principales de la trama con el que entablará un diálogo vital permanente, provocador, libre, desenfadado, a veces entrañable, a veces hiriente, como toda relación humana. Los personajes que aparecen nos representan a todos porque como decía Calderón respecto del teatro podemos decirlo de la novela: “uno va al teatro a contemplar sus vergüenzas”. En el contexto de un viaje turístico por el Perú de los 90, se va desglosando un “turismo interior” de una mujer buscándose a sí misma. El drama tiene algo de multi-biográfico. Los personajes son figuras literarias de personas que han formado parte de la vida del autor, como sería toda novela que cualquiera nos pudiese narrar. Todos somos narración de nosotros mismos, como dirían Leonor Arfuch o Ricoeur, pero cuando nuestra narración se encuentra con la narración de otros aparece el gran momento de la confrontación o la amistad, de la desafección o del acompañamiento, del odio o del amor, o todas a la vez. Esta es una historia que tiene componentes de aventura, psicológicos, geográficos, políticos, filosóficos, cotidianos, que son inseparables, pues dentro de cada uno de nosotros hay un lugar de nacimiento, un lugar donde vivir, cuyas características nos condicionan toda nuestra vida vayamos donde vayamos, un pequeño filósofo, un político que tiene soluciones para todo, un aprendiz de psicólogo, en definitiva, un buscador de sentido. Ángel Barahona nació en 1957 en un pueblecito de Salamanca, vivió durante un tiempo en Castellón de la Plana y actualmente vive en Madrid, casado y padre de cuatro hijos. Es profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, y miembro del Camino Neocatecumenal. Ha enseñado Filosofía en diversos centros del mundo, disciplina en la que se doctoró por la Universidad Complutense. Alguno de los centros a los que ha ido con más asiduidad a impartir diversos cursos ha sido Perú, lugar en el que se desarrolla la novela.