Este libro es lo que dice su título: Granitos de sal; esto es, granitos, y, como tales, cosa pequeña, casi invisible, de sal, que preserva de la corrupción y estimula el apetito haciendo más agradables los manjares. Este libro es, pues, un conjunto de lecciones breves, ligeras, muy prácticas, claras y condimentadas con toda la sal que he podido rebañar en los desmedrados almacenes de mi imaginación andaluza, para que no haya alma, por desganada que esté, que no se las tome. En una palabra, es un libro serio, escrito casi en broma en mis ratos de ocio o de menos bulla de arcipreste de Huelva.