Este viacrucis no es ni tétrico ni demasiado moralista, de esos que nos cargan a nosotros con la culpa de toda la sangre derramada y de los que sale uno casi con depresión. Más bien es de alabanza, de acción de gracias y de gratuidad.
Este viacrucis no es ni tétrico ni demasiado moralista, de esos que nos cargan a nosotros con la culpa de toda la sangre derramada y de los que sale uno casi con depresión. Más bien es de alabanza, de acción de gracias y de gratuidad.