Durante siglos, acudir al médico supuso más riesgos que benefi cios. Se ignoraba casi todo sobre la anatomía y la fi siología humanas y todo sobre la microbiología; los diagnósticos carecían de rigor; y las soluciones terapéuticas se debían más a la superstición, la costumbre atávica o la veneración e imitación de supuestos maestros que a una efi cacia empírica. Sangrías, enemas, trepanaciones y un sinfín de procedimientos terrorífi cos son la prueba de un desconocimiento que llega hasta bien entrado el siglo XIX y que la buena voluntad y la experiencia de los facultativos apenas podían paliar. Quienes hemos nacido después podemos sentirnos afortunados. El despegue de la Medicina científi ca ha convertido la consulta y el hospital en lugares razonablemente seguros donde, en la medida de lo posible, los dolores se alivian y los males se curan. Esta Historia negra de la Medicina da cuenta, a través de una infi nidad de casos con nombre y apellidos, de que no siempre fue así. Terapias hoy inconcebibles o fármacos sin sentido causaron un sufrimiento que solo la pluma del doctor José-Alberto Palma, rica y amena en la narración, nos permite evocar con una sonrisa.