"Y comenzando por Moisés y por todos los profetas [Jesús] les explicó en todas las Escrituras lo que se refería a él" (Lc 24,27). Los Padres de la Iglesia indagaron a fondo en el Antiguo Testamento en busca de mensajes proféticos referidos al Mesías, y descubrieron que pocos libros bíblicos contienen tantas referencias mesiánicas como los Doce Profetas, también llamados los Profetas Menores no por la menor importancia de sus escritos, sino por la brevedad de los mismos. Animados por el ejemplo de los escritores del Nuevo Testamento, los Santos Padres hallaron numerosos paralelismos entre los evangelios y los libros proféticos. Entre los acontecimientos profetizados encontraron no sólo la natividad, la huida a Egipto, la pasión y resurrección de Cristo, y la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés, sino también la traición de Judas, el temblor de tierra en la muerte de Jesús y el velo del Templo rasgado. Cada detalle asume así un enorme significado para la doctrina cristiana, como en el caso del bautismo, la Eucaristía y la relación entre la Antigua y Nueva Alianza, entre otros. En estas páginas encontramos textos -algunos de los cuales se traducen al castellano por primera vez- de más de 30 Padres de la Iglesia, que van de Clemente de Roma, Justino Mártir e Ireneo de Lyón (siglos I-II) a Gregorio el Grande, Braulio de Zaragoza y Beda el Venerable (siglos VI-VIII). Desde el punto de vista geográfico las fuentes se extienden desde los grandes Capadocios -Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa-, Juan Crisóstomo, Efrén de Siria e Hipólito en Oriente, hasta Ambrosio, Agustín, Cipriano y Tertuliano en Occidente, además de Orígenes, Cirilo y Pacomio en Egipto. Este volumen constituye, pues, un tesoro del que se pueden extraer riquezas antiguas y nuevas, para una mejor comprensión de la sabiduría de los Santos Padres.