Roger Schutz (1915-2005), maestro espiritual y profeta del ecumenismo, es el fundador de la Comunidad de Taizé. Mediante 15 meditaciones sobre textos seleccionados del hermano Roger, la autora consigue destilar la esencia de la experiencia espiritual del fundador de Taizé: vivir junto a hermanos de distintas confesiones cristianas una parábola de comunión en la Iglesia. Una «pequeña primavera», en palabras de Juan XXIII. Su testimonio cristiano atrae sobre todo a jóvenes, a los que, con «alegría, sencillez y misericordia», el hermano Roger invita a tomar en serio el Evangelio, a ensanchar el corazón y acoger al Resucitado en su vida. En el campo ecuménico, el hermano Roger, invita a intentar comprenderlo todo del otro. Lo que vale en las relaciones interpersonales vale igualmente para las Iglesias. El día de su funeral se podía leer en una pancarta: Santo subito!. De ese modo su figura quedaba directamente unida a la de Juan Pablo II, de quien había sido su amigo. Ese cartel demostraba el lugar que ocupa el hermano Roger en la Iglesia de hoy y en el corazón de muchos hombres y mujeres.