El Evangelio de Juan era muy estimado en los primeros siglos de la Iglesia, igual que lo es en la actualidad, por su profundidad espiritual y por la clara presentación que hace de la divinidad de Cristo. Clemente de Alejandría lo definió como el «Evangelio espiritual». Los escritores eclesiásticos, que tuvieron que rebatir las herejías de los primeros siglos, utilizaron con frecuencia este Evangelio, que también fue fundamental, más que ningún otro, en las controversias trinitarias y cristológicas de los siglos IV y V. Por otra parte, el Cuarto Evangelio se consideró como el que sigue más de cerca la cronología de Jesús, y hasta hoy es la fuente en la que nos basamos para establecer que Jesús desarrolló su predicación durante tres años. En este volumen aparecen numerosos textos tomados de las Homilías de Juan Crisóstomo sobre este Evangelio, que ponen de relieve la humanidad y la misericordia de Cristo. Se ofrecen también comentarios de Orígenes, Teodoro de Mopsuestia, Cirilo de Alejandría y Agustín de Hipona, y fragmentos de homilías de Gregorio Magno, Pedro Crisólogo, Cesáreo de Arlés, Anfiloquio, Basilio de Cesarea y Basilio de Seleucia entre otros. Los textos litúrgicos están tomados de Efrén de Nisibi, Ambrosio y Romano el Cantor, mientras que otros, de carácter doctrinal, proceden de Atanasio, los Padres capadocios, Hilario de Poitiers y Ambrosio. Esta tradición de textos algunos de los cuales se traducen por primera vez ofrece un rico tesoro del cual podemos seguir sacando cosas nuevas y cosas antiguas, igual que el escriba que se hizo discípulo del Reino de los Cielos.