La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia Antiguo Testamento 15 Los libros de Ezequiel y Daniel tienen una gran riqueza de imágenes, muchas de las cuales serán usadas después por el Nuevo Testamento. Especialmente en el Apocalipsis aparecen ecos de Ezequiel: sus palabras de desolación y promesas de esperanza, la visión de un nuevo templo y el profeta que come los pergaminos. Daniel tiene una gran importancia porque aporta terminología e imágenes para las descripciones que Jesús de Nazaret hace de sí mismo, como «Hijo del Hombre», una frase que también encontramos en Ezequiel y que Juan emplea repetidamente cuando describe las figuras glorificadas de sus visiones en la isla de Patmos. Las cuatro bestias de Daniel encuentran sus equivalen-tes en el león, el buey, el hombre y el águila de Ezequiel y del Apocalipsis. No hay que sorprenderse de que estos libros, a pesar de las dificultades que albergaba su interpretación, tuvieran gran influencia en el imaginario de la Iglesia primitiva. En el comentario a Ezequiel se citan más de cuarenta Padres de la Iglesia, algunos de los cuales han sido traducidos aquí al castellano por primera vez; pero el puesto de honor se lo llevan cuatro obras: las homilías de Orígenes y Gregorio Magno y los comentarios de Jerónimo y Teodoreto de Ciro, que crean puentes entre Este y Oeste, Norte y Sur. Una variedad semejante de Padres la encontramos también en los comentarios a Daniel. Tenemos una extensa colección de textos, escritos por Teodoreto de Ciro, Hipólito, Jerónimo e Isodad de Merv, que nos enriquecen por su amplitud de miras, al igual que se ofrecen valiosos comentarios de Efrén de Nisibi y Juan Crisóstomo, entre otros.