Piero Coda, eminente teólogo, recoge algunas reflexiones sobre la misteriosa y multiforme realidad del sufrimiento que a todos nos hermana, llevándonos a través de la variada y enriquecedora multiplicidad de caminos que el hombre ha recorrido para responder con sensatez y responsabilidad a este interrogante, grande y universal. La clave de lectura unitaria es la que trata de dar figura al título de esta obra: Si el que sufre es el hijo del hombre. Por ser hijo del hombre, Jesús sufre, y sufre tanto que la imagen que mejor le representa es la del crucificado en el madero del Gólgota. Cada uno de nosotros, cuando sufre, puede sentir a Jesús cerca de él, descubrirlo dentro de él.