En este libro recogemos las catequesis de Francisco sobre la esperanza cristiana. Con su estilo cercano, Francisco anima al pueblo de Dios a dar razón de la esperanza «no solo con palabras, sino sobre todo con el testimonio de la vida. Si Cristo está vivo y vive en nuestro corazón, debemos dejar que se haga visible y que actúe en nosotros. Esto significa que el Señor Jesús debe convertirse cada vez más en nuestro modelo de vida». «Para dar fruto, Jesús vivió el amor hasta el fondo, dejándose romper por la muerte, como una semilla se deja romper bajo tierra. Precisamente ahí, en el punto extremo de su abajamiento –que es también el punto más alto del amor– germinó la esperanza. «Un cristiano ¬–dice también el papa en otro momento– puede sembrar amargura, puede sembrar perplejidad, y esto no es cristiano, y quien hace esto no es un buen cristiano… El Espíritu Santo no solo nos hace capaces de tener esperanza, sino también de ser sembradores de esperanza, de ser también nosotros –como Él y gracias a Él– paráclitos, es decir, consoladores y defensores de los hermanos, sembradores de esperanza»