Una «mística del cuerpo místico» como la llamó Pablo VI al proclamarla doctora de la Iglesia. En una época marcada por luchas de poder… esta frágil figura marcada por tres estigmas –mujer, laica y analfabeta– interpela a humildes y poderosos con un mensaje vital y comprometido que habla de conversión personal, reforma de la Iglesia, caridad y paz.