El discernimiento nos concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial de la vida. Cada día realizamos actos de discernimiento: en lo que comemos o leemos, en el trabajo, en las relaciones, en todo. Dice el Papa que el discernimiento es un arte que se puede aprender y que tiene sus propias reglas. Sobre todo, es un don de Dios que hay que pedir siempre, y no presumir nunca de ser expertos y autosuficientes. Para discernir tenemos que aprender a escuchar a nuestro corazón: para saber qué sucede, qué decisión tomar, para opinar, para tomar decisiones buenas. La Virgen María es maestra de discernimiento: habla poco, escucha mucho y guarda en el corazón. Estas nuevas catequesis del papa Francisco, parafraseadas con las introducciones de Sonia Vargas Andrade, son una ayuda práctica y sencilla para aprender a discernir personalmente y juntos, en sinodalidad.