Un notario que se preparaba para el bautismo, muerto en las persecuciones del imperio romano. Y la historia empieza así: 'La raíz griega del nombre Ginés evoca un engendramiento o nacimiento, un nombre que nos recuerda en vivo que el cristiano nace a la nueva vida de Jesús. En la Sagrada Escritura esta realidad se nos recuerda diversas veces. En el prólogo del evangelio de san Juan (1,12-13) se nos recuerda que: A cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo humano, sino que han nacido de Dios...'