«Vas caminando por las calles de la ciudad de Gaza, por Jan Yunis, Rafah, por los campamentos de refugiados del norte del territorio o por la bella playa de la franja, te cruzas con personas aparentemente normales, concentradas en sus preocupaciones cotidianas, en los recados, en las tareas que deben realizar, y de repente todo se bloquea. Cuando levantas la vista y logras distanciarte lo suficiente como para obtener un panorama del conjunto de lo que te rodea, limitado por muros invisibles, por frías fronteras, por el inhumano trato tanto de israelíes como de egipcios, percibes que no te encuentras en un lugar banal» (Carla Fibla y Fadi N. Skaik).