Kusturica consigue arrancarnos la emoción, sátira y melancolía, a modo de un Cinema Paradiso actual, y marcar un estallido sentimental de la mano de anécdotas y personajes reales. Como Fellini, Kusturica sabe cómo decirlo.
Kusturica consigue arrancarnos la emoción, sátira y melancolía, a modo de un Cinema Paradiso actual, y marcar un estallido sentimental de la mano de anécdotas y personajes reales. Como Fellini, Kusturica sabe cómo decirlo.