"La inclinación" que, en este ensayo, se encuentra, desde las primeras páginas de la Introducción, en verdad, pero que al final se instruye en su plausibilidad decisiva a partir de la ganancia teórico-ética registrada en la conclusión, es la de colocar La "noergia trinitaria" en el espacio de la epistemología, a caballo entre la filosofía, la teología y otras ciencias (humanas, sociales y naturales) esa dimensión decisiva en la definición y en el ejercicio del estatuto originalmente metafísico del pensamiento. Creo que esto es pertinente y tiene consecuencias fructíferas para un replanteamiento radical del pensamiento. La "noergia" de Zubiri, de hecho, revela, lo expresa con el léxico completamente original del autor, el "estar noérgico" de la persona humana en la "realidad" que, como tal, lo constituye en el acto mismo en que se realiza -en el pensar que es libertad responsable- constituyente intrínseco. En este sentido, la "noergia" es fundamental y decisivamente "experiencia de Dios", como dice el subtítulo de la investigación, siguiendo a Zubiri. Esto lleva a poner de relieve, en su significado metafísico y correlativamente existencial, la inevitabilidad del camino de acceso a Dios que en sí mismo tiene lugar en la experiencia de la "fundamentalidad" de Dios mismo en la implementación de la persona humana como tal dentro del contexto metafísico y existencialmente determinante de la realidad. (Del prefacio de Piero Coda)