Convencido de que, mirando con los ojos del alma, por todos lados se puede detectar un sentido profundo y una presencia amorosa de Dios, el autor ofrece una serie de reflexiones y meditaciones, breves y sencillas, que se detienen en fragmentos de existencia, anecdóticos muchas veces, en busca de Dios. Un Dios que es –y así se estructuran las meditaciones del libro– creador del universo y de cada persona concreta; redentor del mundo y de la historia personal de cada uno, y santificador por la vía del amor. Un Dios que es piedra angular y clave de arco: el sentido último de la vida, dibujo de fondo y esbozo entrevisto, siempre presente y siempre anhelado.