«Deseo que esta colección anime la construcción de una Iglesia sinodal y en salida misionera; que no solo favorezca la comprensión de la sinodalidad, sino también su vivencia pastoral para construir, entre todos, la Iglesia del tercer milenio».
Papa Francisco
La experiencia cristiana estrictamente personal del discernimiento puede y debe estar flanqueada por una forma comunitaria del mismo, que ya no concierne (solo) a la existencia creyente del individuo, sino a la estructura eclesial en su conjunto. Esto significa que el discernimiento no es solo
un camino obligado para el cristiano que pretende responder con claridad vital a la pregunta sobre su vocación o su vida moral o su vida espiritual, etc.; sino que se perfila también como el camino principal para una comunidad cristiana que quiere existir como tal en la historia y en el mundo.
En este enfoque sobre el discernimiento comunitario, por tanto, una pregunta fundamental nos conducirá entre las líneas del texto: ¿cómo plantear correctamente —es decir, desde una perspectiva auténticamente eclesial— la cuestión de qué hacer, como comunidad de discípulos de Cristo, para ser verdaderamente Iglesia?