El Jubileo, como ha señalado el papa Francisco, es siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia y está plagado de símbolos que el autor nos va descubriendo. Signos que vienen de antiguo, que
tienen un origen histórico y un significado bíblico además de un profundo valor espiritual para todos los «peregrinos de la esperanza». También nuevos signos que obligan a los creyentes a no quedarse con los brazos cruzados, sino a convertirse en verdaderos agentes de esperanza y, sobre todo, a hacer del Jubileo un acontecimiento «actual». Algunos de esos nuevos signos: compromiso cotidiano por la paz, la apertura a la vida, la atención a los presos, a los enfermos, a los emigrantes, a los refugiados, a los jóvenes, a los ancianos, el respeto a la creación... nos los recuerda el papa Francisco en la bula de convocación del gran Jubileo ordinario 2025, Spes non confundit.