Todas las personas tienen una vocación, incluidos los solteros. Dios nos llama a todos a la santidad. Todos los laicos tienen la misión de ser sal y luz en el mundo, sin importar sus circunstancias personales. Algunas personas llegan a la madurez y permanecen solteras por diversas razones. Sin embargo, esto no significa que Dios se haya olvidado de ellas o que tengan una vocación de segunda categoría. Dios los ama profundamente y los llama a dar abundante fruto. En este libro, Jesús María Silva comparte su experiencia pastoral y su visión empática sobre las personas solteras. Les ofrece inspiración y guía para descubrir su misión en la Iglesia y en la sociedad, mostrándoles cómo pueden llevar una vida plena y feliz.