Pese a que las grandes obras de la música siguen estando presentes en salas de conciertos, teatros de ópera o incluso en anuncios televisivos, la realidad es que el gran repertorio clásico se encuentra marginado. En aquellos pocos aficionados en los que va
floreciendo la gran música, esta no germina como una vía espiritual, ni mucho menos religiosa. La escucha, que si es verdadera es
siempre escucha amorosa, queda ahogada por el inmenso ruido en el que habitamos.
Antonio Ríos Rojas invita al lector en este libro a seguir huellas trascendentes a través de doce piezas musicales, entendidas como
“senderos de espiritualidad”. Con cada una de las piezas nos adentramos en aspectos diferentes de la espiritualidad cristiana.
Con el convencimiento de que estas piezas -y tantas otras- ayudan al crecimiento espiritual y religioso del ser humano, el autor nos invita a acercar el oído -y con él todo el cuerpo- a la luz y al calor que estas obras dispensan. El lector-oyente acogerá cada
uno de los doce cirios encendidos, los sentirá vibrar como la llama temblorosa que arde en ellos, para finalmente comprender mejor no solo estas piezas sino quizás algo más.