La actividad lúdica es considerada por la sociedad como algo inútil, situada en el polo opuesto del trabajo que es serio e indispensable y además, una pérdida de tiempo. Sin embargo, a lo largo de este libro se demuestra que el juego es necesario y que aporta múltiples beneficios en las diferentes edades: niños, adultos y ancianos. El juego nos ayuda a equilibrar los efectos del trabajo, las responsabilidades y las tareas habituales de una persona normal. Por esto, resulta muy recomendable dedicarle un tiempo que esté en proporción directa con aquel que se dedica a las obligaciones de la vida. Porque si es obligatorio trabajar, también lo es descansar, y el juego, siempre que se realice con un espíritu positivo produce paz y alegría. El autor anima a ver en el juego una forma de vivir una vida en equilibrio, que equivale a vivir una vida sana y feliz.