La escuela se enfrenta a una serie de retos y desafíos que ponen a prueba las competencias y habilidades del profesorado actual. Ser docente hoy significa atender a la diferencia dentro de la normalidad, atender a cada alumno como un ser único e irrepetible, mediante una enseñanza personalizada que dé respuesta a las necesidades y potencialidades de todos y cada uno de los estudiantes. Por ello, es necesario analizar cómo se aprende y cómo se enseña para responder a una escuela diversa, donde los factores socioemocionales, el clima y la gestión de aula, así como la resolución de los conflictos sean la base para el desarrollo de la convivencia y la educación para la democracia. La neurociencia, la neuroeducación, los diferentes modelos de enseñanza, la Inteligencia Artificial o la metodología de Aprendizaje-Servicio se unen en la búsqueda del bien común como recursos y herramientas al servicio de la educación. Una necesaria y profunda reflexión acerca de los beneficios, inconvenientes, posibilidades y obstáculos de todas estas nuevas influencias abre nuevos caminos al proceso educativo; caminos no exentos de riesgos, siempre y cuando pongamos al alumnado en el centro del proceso, como actor principal de su propia educación. Así, el profesorado de Educación Primaria debe asumir los retos y desafíos de la escuela del siglo XXI, preparándose y formándose para dar una respuesta adecuada, convirtiéndose en luz, apoyo y estimulo.