San Juan de Ávila es todo un maestro de ciencia teológica y sacerdotal. Se nutre de la Sagrada Escritura, sobre todo, de los Santos Padres, de los Concilios, etc. No «doctrina» sin más, sino experiencia de Dios en larga y profunda oración. Apoyado en esta doctrina nos va a ofrecer desde el ejercicio del ministerio, una espiritualidad de máximos (no de mínimos) para todo sacerdote diocesano. Ante todo, quiere despertar a los sacerdotes a una gran estima del ser sacerdote, presencializador de Cristo, Cabeza y Pastor. Una estima que engendra un gran amor a los ministerios sacerdotales, sobre todo Eucaristía, perdón, predicación y oración. Gaspar Bustos Álvarez (del Prólogo)