Este libro no pretende ser un manual, solo intenta ser una iniciación a la experiencia religiosa y humana que se vive cuando, por los motivos que sean, se entra en contacto con personas que profesan unas creencias diferentes y además nos dejamos afectar por su fe y su práctica. Aunque es una aventura apasionante y un reto para profundizar en la propia religión, el diálogo interreligioso va acompañado de cuestionamientos, a veces algo dolorosos. De hecho, las personas que no lo han experimentado o que lo han hecho en malas condiciones lo perciben como una amenaza para su identidad. Pero a veces, de forma muy extraña, sufrir puede ser un modo de amar,