Nadie quiere ser pobre, o ¿Acaso sí? ¿Es posible ser pobre y ser feliz? ¿Por qué Cristo es pobre? ¿La iglesia lo es? ¿Hasta qué punto hay que ser pobre? ¿Por qué esto parece a veces un mal y a veces un bien? ¿La pobreza es una llamada para algunos o para todos? A estas cuestiones el presente trabajo añade una nueva pregunta acerca de si es posible elaborar una teología de la pobreza que no separe pobreza material de pobreza espiritual, desde la teología dogmática. El pensamiento del teólogo dominico Marie- Joseph Le Guillou es luz y guía para hallar un discurso teológico que pueda referirse a la pobreza sin inclinarnos solo hacia una acepción de esta. No podemos hablar de pobreza sin hablar de los pobres, y Le Guillou nos ayuda a mirar el rostro de un pobre que nos llama a ser pobres: Jesucristo, el que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.