Susana Leyva, una joven restauradora de arte, recibe su primer encargo relevante: restaurar una talla de un Cristo crucificado del siglo XVI en un pueblo de la Andalucía interior. Alrededor de esta imagen, se despliega una trama cargada de misterio, donde las tradiciones y el arraigo de la vecindad salen a la luz, uniendo y acompañando a los personajes a través del tiempo y el silencio. Mientras avanza en su labor, Susana va desentrañando lo que permanece oculto bajo las capas: en la talla, en los otros, en sí misma. Porque no todo lo roto se deja restaurar con las manos. Descubre la complejidad de la madurez, los dilemas que marcan su camino y un drama íntimo que se entrelaza con las vivencias y anhelos de aquellos que la rodean, todos necesitados de aliento y consuelo. Al final, queda una pregunta abierta y profunda: ¿para qué sirve el arte? Narrada desde lo cotidiano y con una mirada atenta a los detalles, esta novela rural traza el retrato de una realidad donde el pasado pesa tanto como el presente. Y, en medio de ese escenario, Susana: buscando recomponer los fragmentos sin perderse en el proceso.