En los distintos escritos del Nuevo Testamento se percibe una enorme diversidad de ideas sobre la mujer. Es cierto que los usos y costumbres de la Antigüedad promueven las virtudes femeninas tradicionales, como el decoro y la modestia, pero también se encuentran lugares donde se reconoce su liderazgo en el hogar y la gestión de la hacienda familiar, así como en las asociaciones cívicas y en las agrupaciones de fe.
El objetivo de esta monografía no es tanto seguir profundizando en la línea de los retratos literarios de mujeres que refleja el Nuevo Testamento, sino estudiar el papel que jugaron, con su enorme riqueza y variedad, en el mundo social del siglo I. Solo así será posible entender mejor su identidad y su participación y desempeño en las primeras comunidades cristianas.