La suerte de la infancia que pulula desamparada por las calles de Paraíso no preocupa al poder político municipal. Sin embargo, General, el alcalde, y sus colegas del Club de la Calle Goles son contrarios a la concesión del derecho al aborto que se está debatiendo en el parlamento de la nación. Creen poseer autoridad moral suficiente para exigir a sus conciudadanas que continúen con sus embarazos. Su ideario se basa en las nociones de Dios, patria, tradición y «los poderosos arriba, las mujeres en su sitio y los chinches abajo». Mientras, Mía, la nieta sorpresa de General, es cuidada por sus dos criados negros. Ella conoce el carácter de las personas que se le acercan a través de los olores que desprenden. Y los niños abandonados por sus progenitores son ingresados por el Estado en Casa Reformadora, institución gobernada con mano de hierro por su director y en la que, en ese momento, residen Once y tres muchachos más.