La gruta de Lourdes es tocada por decenas de millones de personas que han dejado impregnada la huella de sus sueños, de sus esperanzas y de sus penas. A Lourdes llegan los frágiles, los pobres. Este templo es un refugio para los peregrinos que se desnudan, en el sentido literal de la palabra, cuando se meten en las piscinas cuyas aguas son consideradas por muchos de ellos como milagrosas. Los directores han ido más allá de la fe, han filmado Lourdes como un lugar de interés antropológico en el que acontecen historias conmovedoras, por qué no, llenas de fe.