Algunos buscan un “prontuario del buen matrimonio”, que ofrezca soluciones y recetas para cada problema. Pero no lo hay. En él hay renuncias, como en toda relación, pero el matrimonio “es” para disfrutar. Eso defienden los autores en este libro lleno de experiencia, visión positiva y sentido común. La vida matrimonial también tiene su infancia, su adolescencia y su madurez. Gozar de cada etapa es un desafío, propio de quienes saben conservar la frescura de su relación. Las parejas que lo logran saben de ternura, de perdón, de sinceridad y fidelidad. Saben recomponerse, saliendo fortalecidas de cada dificultad, y seguir gozando.