Hoy la Iglesia necesita cristianos bien formados, que estén prontos a dar razón de su esperanza gozosa en el Señor (cfr. 1 Pe 3, 15). Ninguna cosa humana puede suplir la fe; nada de este mundo puede colmar las ansias de felicidad del corazón humano.
Estas páginas van dirigidas a todas aquellas personas que deseen reflexionar y conocer más a fondo la fe de la Iglesia. Pueden ser útiles para ver mejor lo razonable de la fe. Igualmente pueden servir para aquellos que por algún motivo han enfriado su fe, hasta llegar a desdibujarse y ser poco influyente en sus vidas. Unos y otros pueden profundizar en el don de Dios, la fe, y reconocer y amar a Jesucristo, fuente de la que mana el agua que salta hasta la vida eterna (Ju 4,14).
El libro plantea una serie de temas que cualquier persona de buena fe, con deseo sincero de buscar la verdad y que anhele encontrar a Dios. Las respuestas son, en la mayoría de los casos, las conclusiones a las que puede llegar la razón por sí misma, sin necesidad de la luz de la fe, que es precisamente a la que estas páginas pretenden hacer llegar al lector, aunque el que ya goce de esa luz encuentre motivos, en estos razonamientos, para agradecerla y amarla más.