El dolor es un misterio, pero nada impide que exploremos su sentido, ni tampoco que tratemos de encontrar a su compañera: la paz interior. Todo dolor intenso suele ir acompañado de la misma pregunta: ¿por qué? ¿Para qué? Explicar el sentido del dolor es una temeridad, pero no intentarlo parece una cobardía. Estas páginas aspiran a arrojar alguna luz sobre ese gran interrogante, partiendo de la sabiduría superior de su más alta cumbre, Jesús de Nazaret. Porque el dolor es un misterio. Pero nada impide que exploremos su sentido, y el de las contrariedades diarias, el dolor físico y anímico, la pobreza, el desamor, la injusticia, los conflictos familiares y sociales, la soledad, la calumnia, el fracaso y la derrota, la cárcel, la vejez y sus achaques, e incluso la inminencia de la muerte. Y nada impide tampoco que tratemos de encontrar la paz interior, compañera del dolor.