«Los historiadores nos han librado de la imagen de una Edad Media Oscura para sustituirla por una serie ininterrumpida de renacimientos. Atrevámonos a decirlo: la Edad Media fue una época, quizá la única época de la historia, que nunca aceptó ser una ser una Edad Media. Siempre quiso ser un Renacimiento, desde el principio.
Nunca dudó en ir a buscar fuera de ella misma lo que le interesaba: la autenticidad no fue jamás una preocupación que la distrajera de la preocupación primordial por lo bueno, lo verdadero, lo útil o lo interesante» (Rémi Brague).