Señales para futuros arqueólogos se alzó con el Premio Alegría del Ayuntamiento de Santander, en su 29.ª edición por "su atrevido aliento lírico, el cuidado técnico y la valentía de enfrentarse, con sutileza y crítica, a los desafíos de nuestro tiempo", según expresó el jurado. El enigmático título del libro sugiere —no sin ironía— que los objetos y costumbres de nuestra vida cotidiana podrían ser, algún día, vestigios de una civilización desaparecida. Esa perspectiva invita a reflexionar sobre la fragilidad del presente y la distancia entre el progreso y la pérdida de autonomía individual. En ese paisaje simbólico, la palabra poética se erige como testimonio y advertencia: interroga los límites de la sensibilidad y recuerda que la poesía —como forma de conciencia y vínculo con lo esencial— corre el riesgo de apagarse sin que lo percibamos. Así, entre la elegía y la revelación, Señales para futuros arqueólogos traza una lúcida arqueología del presente y de lo que quizás quede de nosotros cuando todo lo demás se haya borrado. Con un gran dominio del lenguaje, hondo conocimiento de la tradición literaria clásica y una viva expresividad, la poesía de Julio Rodríguez muestra la frescura de la mejor poesía actual.