La sociedad actual se caracteriza por la importancia que concede a la imagen. Sin embargo, cuando leemos libros de la Antigüedad, comprobamos que el símbolo ya era entonces su modo de expresar icónicamente la realidad.
El símbolo no define la realidad, pero sugiere, apunta caminos, explora la existencia sin definirla de una vez por todas. El fundamento del simbolismo de la Biblia nace de la hermenéutica de la encarnación. Según esta, Dios «se encarna en las situaciones humanas, se adapta a la condición de un pueblo para hablarle según sus posibilidades de comprensión.
Enciclopedia, diccionario, libro de pastoral, esta obra explica los símbolos más relevantes de la Biblia: aceite, agua, banquete, camino, fuego, montaña, pan, viña... y así, hasta casi cincuenta.