«No hay vida que no esté atravesada por el dolor. No hay vida que no esté iluminada por el gozo». Este doble misterio nos vuelve vulnerables. Podemos intentar mantenerlo alejado. Si, en cambio, entramos en él para vivir en su interior, de la aparente contradicción puede surgir la armonía. Este es el argumento de este libro, escrito por un monje a partir de su propia experiencia. Ser monje es buscar «convertirse, es decir, reorientarse, volver con determinación, de la oscuridad a la luz, de la falsedad a la verdad, de los espejismos en la arena del desierto del oeste al Sol de Justicia que nace en Oriente con la salud en sus rayos». La vida del monje no es rara o extraña. Es la búsqueda humana del sentido de la vida en su máxima expresión, perseguida con determinación. El monje puede decir, con el antiguo adagio, «nada de lo humano me es ajeno». Persigue lo divino al tiempo que permanece arraigado en lo más profundo de su humanidad, buscando la plenitud. Este libro ofrece un relato de esa búsqueda, y nos invita a unirnos a ella. Es a la vez exigente y gozoso. Es un testimonio del deleite del autor en la belleza y la verdad, que encuentra en lugares inesperados, con la vista hacia lo alto, hacia lo único necesario.