Vuelve Ray Loriga, Premio Alfaguara de Novela, con una historia al borde del abismo sobre los límites de lo humano.
«La distancia que toma Loriga respecto de lo narrado, su sentido de humor y la ligereza para hablar de lo poco importante que es creerse importante son esenciales para recomendar su lectura».
Carlos Zanón, La Vanguardia
«El mundo, es bien sabido, no es más que una emboscada».
El narrador de esta historia despierta en una cama que no reconoce en una habitación que no siente propia. Está amaneciendo y no sabe dónde está, ni que le impide levantarse, le cuesta abrir los ojos e identificar los ruidos y las voces que llegan desde el exterior. En su duermevela, trata de engarzar un recuerdo con otro hasta componer un mosaico en el que solo una constante parece anclarlo a la realidad: la relación que le une a Elisa y Tim.
Con una prosa certera y afilada, TIM narra la vulnerabilidad de un ser al límite de su conciencia en combate consigo mismo y el mundo que le rodea. Como si de una metáfora de nuestro presente se tratara, el relato se construye y deconstruye una y otra vez hasta colocar al lector ante el abismo de lo verdadero y del concepto último de identidad.
La crítica ha dicho:
«Una historia fascinante y desconcertante sobre la fragilidad de la identidad. […] Ray Loriga nos invita a adentrarnos en la complejidad del ser humano a través de una reflexión profunda sobre la memoria, la desorientación y la inseguridad existencial. La sensación de no poder avanzar, de estar atrapados entre el sueño y la vigilia, refleja la lucha constante con las expectativas externas y las presiones internas».
Paula Tadeo Benítez Miguel, No es un día cualquiera (RTVE)
«Loriga ha escrito un relato fuera de moda y muy personal: de radical y excluyente intimismo, frente a la generalizada tendencia actual al testimonio; sin trama ni argumento, contra el presente gusto por la intriga policial o histórica. Y, además, valiente en su forma experimental».
Santos Sanz Villanueva, El Cultural
«Una historia de belleza y lucidez desasosegantes. […] Ray Loriga lanza al cuello del lector la soga de una prosa deslumbrante, de la que tira hasta llegar al desenlace. Del teatro de marionetas de Von Kleist a Beckett. Y más allá».
Karina Sainz Borgo, ABC
«Con esos mimbres kafkianos, Ray Loriga inicia una original indagación del yo, de la memoria y los recuerdos».
Javier Ors, La Razón
«La melodía es de una familiaridad insólita, de cercanía extraña, de confianza y hasta desparpajo. […] Rebosa causticidad, un tipo de humor que se da de bofetadas con la gravedad que puede rastrearse en algunos de los títulos que le dieron merecida fama».
Juan Marqués, El Mundo - La Lectura
«Un complejo y lírico desafío a sus lectores. […] Loriga reafirma su fidelidad a un estilo introspectivo y atmosférico que coquetea con la ensoñación y la alienación. Con una prosa envolvente, que oscila entre lo poético y lo descarnado, nos sumerge en un mundo donde la realidad y la percepción personal se confunden trazando un retrato de la existencia marcada por la incertidumbre y la soledad».
Ángeles López, La Razón
«Ray nunca hace frases de cajón. A veces siento que no quiere provocar nada en el lector de tan comprensible y directa su escritura».
Elena Poniatowska, Babelia
«Una escritura depurada, de breves párrafos, que no describe, sino que va, silenciosa como los neumáticos de un automóvil sobre una autopista».
J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia