La vida, túnica de una sola pieza donde solo la mirada atenta sabe apreciar las puntadas de un textil hecho de jirones divinos y humanos. En esta obra se ponen a nuestra disposición las herramientas para invitar a cada persona creyente o no a realizar su propio trenzado particular. Tras la metáfora se descubre un talento verdaderamente especial en observar los fragmentos, a menudo deshilachados, de la realidad, aventurando posibles formas de zurcir y reconstruir. Trama divina, hilvanes humanos es una llamada a actuar; a descubrir la tela sobre la que Dios estampa, con hilvanes y pespuntes, un sueño de dignidad para cada persona; y a sumar nuestras manos a las de tantas personas que saben hacer del lienzo oscuro de la historia el tapiz extendido de la vida.