Hay un anhelo humano de belleza que sólo el arte puede colmar, porque es el territorio de la acción humana propio de la belleza, y la belleza es importante y quizá, como decía Platón, porque es difícil, es por lo que los orbanejas tiran por los senderos más trillados y más seguros, aunque menos humanos, de la banalidad. Si «Vituperio de orbanejas» puede arrojar un poco de luz sobre todo este mundo, habrá cumplido con creces su función.